Ya desde la partida del vuelo supimos que iniciábamos una tremenda aventura la que , sin duda, perdurará por mucho tiempo en el inconciente colectivo de c/u.
Llevábamos una agenda tentativa de actividades la que por supuesto desechamos apenas aterrizamos en Buenos Aires. Eso fue lo mejor, el libre albedrio de 10 adultos con alma de adolecentes y corazón de niños permitió dejarnos llevar por nuestros instintos más básicos y sencillamente el resultado fue increible y placentero.
Sin duda, el climax del fin de semana fue la gran propuesta de comprar tickets en la platea del Teatro Opera ubicado en la mismísima calle corrientes y presenciar El Fantasma de la Opera.
Sencillamente un espectáculo que disfrutamos de principio a fin. Una verdadera joya. El musical más grande de todos los tiempos instalado en el mismísimo Buenos Aires. La misma puesta en escena, el mismo vestuario y la misma escenografia que lo hizo famoso en todo el mundo.
La música es sencillamente arrolladora. Pertenece a Andrew Lloyd Webber, gran compositor británico -era que no- de obras teatrales del siglo XX. La orquesta sonaba increible. La caja acústica del teatro lograba una perfecta armonía entre la voz y c/u de los instrumentos. Aun tararéamos varios estribillos: la obertura, el carnaval, los temas de amor y desamor. Ufff, calambres en la piel.
La puesta en escena es sencillamente bella. La magia del teatro en su maxima expresión. La velocidad en cambiar las escenografias, los miles de detalles del vestuario y iluminación logran que sea aun más maravillosa. Hay varias escenas, pero la performance del Carnaval es sencillamente otro punto alto.
La musica me mata. El Fantasma de la Opera es rock sinfonico, y sencillamente me mató en BsAs.
Keep Rocking!
miércoles, 20 de mayo de 2009
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2 comentarios:
efectivamente, fue toda una experiencia...
Me encantó!! Se me pone la piel chinita de recordar!
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